"Lunes 28 de Octubre de 2013 - 12:00am
Puro periodismo
Más
allá del rumbo que tome la industria informativa, su esencia seguirá siendo el
periodismo de toda la vida. El de averiguar la noticia, redactarla con rigor y
ofrecerla al lector. Eso es, ni más ni menos, lo que aspiramos a hacer en los
próximos años.
No
son muchos los periódicos que puedan preciarse de haber alcanzado los 80 años
de vida con la salud y el vigor con que lo hace hoy EL HERALDO. Desde que salió
a la luz un ya lejano 28 de octubre de 1933, este diario fundado por tres
ilustres personalidades liberales –Juan B. Fernández Ortega, Alberto Pumarejo y
Luis Eduardo Manotas– jamás ha dejado de ganar influencia, atraer lectores y
consolidarse como el líder indiscutido de la Región Caribe, todo ello mediante
la práctica cotidiana de un periodismo riguroso, independiente, equilibrado y
–siguiendo la consigna que marcó desde sus orígenes el socio fundador Fernández
Ortega– de buena fe.
A
lo largo de su historia, El HERALDO ha actuado además como portavoz de la
modernidad, lo cual no es de extrañar al tratarse de un diario fundado en
Barranquilla, ciudad de inmigrantes y emprendedores que siempre ha estado
abierta con curiosidad al mundo.
Este
periódico ha estado siempre muy atento a las grandes tendencias internacionales
en los terrenos de la cultura, la sociedad y la política, y ha defendido sin
fisuras, en la línea de los periódicos de calidad más progresistas del mundo,
el pleno ejercicio de las libertades individuales por parte de los ciudadanos.
Pese
a haber sido creado en Barranquilla, EL HERALDO asumió desde su nacimiento un
compromiso inquebrantable con toda la Región Caribe, que se mantiene
incólume hasta el día de hoy. Este periódico se ha erigido, por sincera
convicción regionalista, en el portavoz más activo y entusiasta de la Costa frente
a las veleidades centralistas de los gobiernos nacionales de turno. Un papel
que no le ha impedido actuar, al mismo tiempo, como el vocero de los ciudadanos
costeños de a pie ante los excesos, abusos o injusticias de los que en
ocasiones son objeto por parte de las administraciones de sus territorios.
Esa
posición de prestigio y credibilidad no se ha construido por arte de magia. En
esa tarea han trabajado multitud de personas –redactores, administrativos,
diseñadores, operarios de rotativa, voceadores, etc.– que han puesto su grano
de arena para que EL HERALDO haya ganado la reputación de la que hoy disfruta.
En esa constelación de hombres y mujeres que han cimentado el buen nombre de
esta casa periodística, algunos han dejado una huella profunda que seguramente
guiará el rumbo del diario en los años por venir. Unos, por fortuna, siguen
entre nosotros; otros, lamentablemente, se han marchado. A riesgo de excluir
numerosos nombres, cabe en el día de hoy recordar a algunos grandes maestros de
periodistas como Juan B. Fernández Renowitzky, Olguita Emiliani, Juan Gossaín,
Juan Goenaga, Germán Vargas, Fabio Poveda, José Cervantes o Ernesto McCausland.
Y, por supuesto, a nuestro Nobel, Gabriel García Márquez, que, sin que casi
nadie lo advirtiera en su momento, avanzó lo mejor de sus novelas en la columna
‘La Jirafa’ que escribía en este diario.
EL
HERALDO, tal como se señaló antes, es por encima de cualquier consideración una
obra de buena fe, como lo quisieron sus fundadores. Un periódico que, incluso
cuando se equivoca –cosa susceptible de ocurrir en un producto que se ‘cocina’
bajo la presión del tiempo–, lo hace sin dobleces y sin intenciones espurias.
El
principio fundamental que guía a este diario es hacer puro periodismo, nada más
y nada menos. EL HERALDO sigue su agenda informativa propia, que diseña con
base en criterios exclusivamente profesionales, no por imposiciones de grupos
de interés ni por las presiones de ciertos colectivos habituados a certificar
la independencia de los medios solo si se ponen al servicio permanente de sus
dictados.
¿Y
qué viene ahora? La industria periodística se encuentra en una encrucijada que
nunca antes había conocido, como consecuencia del desarrollo de las nuevas
tecnologías y plataformas de comunicación. EL HERALDO está inmerso en ese
proceso de adaptación, y lo hace sin temor. Todo lo contrario: estamos
convencidos de que el desarrollo tecnológico nos permitirá ampliar nuestra red
de lectores y amigos y difundir con más agilidad el periodismo de calidad que
profesamos y del que nunca claudicaremos, conscientes de que siempre existirá
un extenso público deseoso de una información veraz e independiente.
Al
margen del curso que tome la industria periodística, lo que tenemos muy claro
es que, sea cual sea el soporte en que se practique el oficio, su esencia
seguirá siendo una sola e inequívoca: el periodismo de toda la vida. El de
averiguar con tesón la noticia, redactarla con precisión, contextualizarla y
ofrecerla al lector con el único fin de ayudarlo a entender mejor el mundo que
lo rodea. Periodismo puro. Puro periodismo. Eso es, justamente, lo que
aspiramos a seguir haciendo en los próximos años en esta casa.
POR:
EDITORIAL"
http://www.elheraldo.co/blogs/barranquilla/que-tienen-en-comun-el-heraldo-y-el-junior-de-barranquilla-130142
http://www.elheraldo.co/quienes-fundaron-el-heraldo
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http://www.elheraldo.co/como-surgio-el-heraldo
http://www.elheraldo.co/cual-es-la-mision-de-el-heraldo
http://www.elheraldo.co/que-productos-ofrece-la-casa-editorial-el-heraldo
http://www.elheraldo.co/que-proyectos-de-formacion-periodistica-ha-implementado-la-casa-editorial-el-heraldo
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